Es frustrante pensar en que muchas de las cosas que compramos tienen la vida acotada de forma intencionada. Esa frustración aumenta con esos productos que además son caros y la guinda del pastel es la parte que le toca a la naturaleza, que es la que se tiene que quedar con los residuos que hemos generado.
Nuestra forma de vida gira en la rueda de consumismo, la cual no para de acelerar y deberíamos de ser capaces de controlar esa velocidad para no llegar a ese punto en el que sea demasiado tarde para encontrar una solución.
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¿Qué es la obsolescencia programada?
La obsolescencia programada es la limitación de la vida útil de un producto de forma deliberada. Esta limitación tiene el fin de mejorar rendimiento económico de una empresa debido al aumento de ventas directamente relacionado a la obsolescencia programada de un producto.
La obsolescencia programada es un término que ya tiene algunas décadas, y se cree que se originó en 1924 en la industria de la iluminación cuando Osram, Philips y General Electric establecieron un acuerdo en los que las bombillas se fabricaran deberían de tener una duración máxima de 1000 horas.
Ejemplos de obsolescencia programada
La gran mayoría, por no decir todas las personas que estén leyendo este artículo probablemente cuenten con el dispositivo de la obsolescencia programada por definición, el smartphone. Pero no solo los productos tecnológicos son los que cuentan con esta infame práctica.
Smartphones
La obsolescencia programada en los smartphones es un tema candente en la industria tecnológica. Muchos fabricantes diseñan sus dispositivos de manera que se vuelvan obsoletos en un período relativamente corto de tiempo.
Esto puede incluir la falta de actualizaciones de software que hacen prácticamente el teléfono inutilizable, baterías no reemplazables y componentes que fallan fácilmente.
Libros de texto
No hay que ir a productos de alta tecnología con el fin de ver casos de obsolescencia programada, sino que también se puede experimentar en algo tan tradicional como los libros de texto.
Aquí, lo que hacen las editoriales es sacar versiones nuevas todos los años, en ocasiones cada dos o tres, de manera que los libros de un año no valgan para el siguiente e impidiendo que los niños se los puedan pasar unos a otros, aunque estén nuevos.
Esta práctica es uno de los principales motivos para que los padres y madres tengan que sudar la gota gorda con los gastos de inicio de curso.
Cafeteras de cápsulas
De un tiempo a esta parte las llamadas cafeteras de cápsulas se han puesto muy de moda.
El problema es que hacen estas máquinas de una forma en la que son extremadamente difíciles de reparar, algo que es común a muchos pequeños electrodomésticos por otra parte. Uniones pegadas, sin tornillos, o tornillos con un cabezal propio, piezas sin repuesto y una mano de obra del fabricante muy cara son algunos de sus problemas.
Así que si se te rompe tu cafetera fuera de garantía, ya puedes ir pensando en comprar una nueva.
Bombillas incandescentes
Quizá, uno de los casos más famosos de obsolescencia fue el de las bombillas incandescentes, las cuales ya no usamos desde hace unos años. En estas bombillas se reduce deliberadamente la duración de su filamento para que se quemen más rápido y necesiten ser reemplazadas con mayor frecuencia.
Además, las bombillas modernas de tecnología LED también pueden estar diseñadas con componentes internos que se degradan prematuramente, lo que lleva a su falla antes de tiempo.
Consecuencias de la obsolescencia programada
La obsolescencia programada tiene consecuencias significativas tanto a nivel ambiental como económico y social.
En términos ambientales, esta práctica promueve el consumo excesivo de recursos naturales, la generación de residuos electrónicos y el agotamiento de energía y materias primas. Además, contribuye al aumento de emisiones de carbono y a la contaminación debido a la producción y eliminación de productos obsoletos.
Además, este continuo consumo de productos no hace más que generar residuos, algunos de los cuales no son reciclables y suelen terminar en países del mundo en vías de desarrollo.
Desde el punto de vista económico, la obsolescencia programada impulsa un ciclo de consumo insostenible, obligando a los consumidores a gastar más dinero en la compra de nuevos productos de forma innecesaria, y por lo tanto a disponer de menor capital para su bienestar.
Esto puede llevar a fomentar la desigualdad social, ya que no todos pueden permitirse adquirir nuevos productos constantemente. Y desde el punto de vista del consumidor, tenemos que lidiar con la sensación de frustración y de sentir que nos han estafado.
Por nuestra parte, solo nos queda adoptar medidas para fomentar la producción y el consumo responsables, así como promover la durabilidad y la capacidad de reparación de los productos. Solo así podremos avanzar hacia un modelo de desarrollo más sostenible y reducir el impacto negativo de la obsolescencia programada en nuestro planeta y en nuestra sociedad.