La vida en nuestro planeta no sería posible sin las esporas. Son microscópicas, pero totalmente esenciales, porque intervienen en la reproducción de las plantas. Además, no proceden solo de las plantas, también son generadas por los hongos o las bacterias.
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Qué son las esporas
Las esporas son células reproductivas emitidas por algunas plantas y hongos que tienen una reproducción asexual. La espora es una célula con capacidad para dividirse por sí misma y formar un nuevo ser vivo. Es, por tanto, una forma de reproducción en la que no son necesarios dos individuos. De un solo ser vivo, puede salir otro gracias a las esporas.
En el caso concreto de las plantas, estas células se generan en los esporangios, que solo están presentes en las especies esporófitas, que son las que tienen una reproducción asexual. Son plantas no vasculares entre las que podemos destacar:
Los musgos
El musgo crece en espacios en los que cualquier otra planta lo tendría complicado para sobrevivir, prácticamente sin tierra. Sin embargo, es capaz de extenderse en mantos densos y espesos, algo que solo es posible porque lleva a cabo su reproducción mediante esporas. Así, unos individuos van creciendo al lado de otros y generando, a su vez, nuevos musgos.
Plantas hepáticas y antoceros
Son especies vegetales de las que ya quedan pocos ejemplares, porque son unas plantas muy primitivas, acostumbradas a crecer sin apenas recibir luz. Precisamente por ello, la naturaleza definió para ellas una forma de reproducción sencilla que permitiera su supervivencia aunque no hubiera otros ejemplares de la misma especie cerca.
Plantas pteridofitas
Constituyen una excepción sobre lo que hemos dicho antes, porque son plantas vasculares y, a la vez, se reproducen por esporas, ya que carecen de semillas y de flores. Hay más de 12.000 variedades de este tipo, como los helechos o la cola de caballo.
Para qué sirven las esporas
Como hemos dicho antes, las esporas sirven para la reproducción de las plantas. Son microscópicas y están recubiertas por una membrana exterior muy resistente frente a las condiciones atmosféricas y la degradación biológica y química. De hecho, se han llegado a encontrar esporas de algunas variedades de helechos en resinas fósiles, que se han conservado bien, pero que ya no son viables para la reproducción.
Las plantas y hongos con reproducción asexual liberan las esporas, y el aire se encarga de llevarlas a lugares en los que pueda haber unas condiciones favorables para que se conviertan en nuevas plantas u hongos. De ahí que podamos encontrar musgo en lo alto de la montaña, pero también en los tejados de algunas casas.
Esporas vs polen
Una cuestión importante a tener en cuenta es la diferencia entre esporas y polen. En ambos casos estamos hablando de células microscópicas que sirven para la reproducción vegetal, pero no funcionan exactamente igual.
Tal como hemos señalado, la espora es capaz de dividirse por sí misma y dar lugar a un nuevo ser vivo. En el caso del polen esto no es así. Este contiene células masculinas que solo darán lugar a una nueva planta si se juntan con células femeninas.
Las esporas del moho
Las esporas ayudan a que las plantas que están a nuestro alrededor se reproduzcan, pero no siempre son buenas para nosotros. El ejemplo más típico es el moho, que también utiliza este tipo de reproducción.
Sus esporas viajan por el aire y pueden depositarse en nuestros lugares de residencia y de trabajo, especialmente en zonas con poca luz y mucha humedad, como un cuarto de baño, o el lavavajillas.
La llegada de las esporas da lugar a la proliferación del moho, que puede estar en lugares en los que ni tan siquiera lo hayamos detectado, y esto puede generar graves reacciones alérgicas y problemas asociados con la respiración. En los casos más graves, el moho puede llegar a crecer en los pulmones de una persona.
Por suerte, podemos evitar este tipo de situaciones si llevamos a cabo una buena ventilación de las casas y los espacios de trabajo, y nos aseguramos de que la humedad en los interiores no supere el 50%.
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Tipos de esporas
Esporas reproductivas
Proceden de los hongos, de algunas plantas, de algas y de protozoos. En el caso concreto de los hongos, muchos de ellos son clasificados en base a su estructura productora de esporas. Así, podemos hablar de hongos ascospora, que producen las esporas en las ascas, o de los hongos esporangiospora, que producen las esporas en los esporangios, igual que las plantas.
Pero hay muchas más clasificaciones como el teliospora, el zigospora o el zoospora. Esto se debe a que la reproducción por esporas de los hongos es mucho más habitual que en el caso de las plantas.
Esporas como mecanismo de supervivencia
Hemos mencionado antes que las bacterias también tienen esporas, pero su finalidad no es puramente reproductiva. En su caso, hay tres tipos: endosporas, exosporas y acinetos.
Por lo general, las bacterias no se reproducen a través de esporas, pero pueden hacerlo cuando se encuentran en un ambiente hostil para ellas. Por ejemplo, si hay radiación, si el pH es extremo, si hay variaciones térmicas muy fuertes, o les falta alimento o agua.
Las esporas de las bacterias inciden directamente sobre los seres humanos, y unas veces lo hacen para bien y otras para mal. Un ejemplo de espora de bacteria que es buena para nuestra salud es el Bacillus clausii, que actúa como probiótico y mejora el tracto intestinal.
En el lado contrario tenemos el Cloustridium botulinum, que es causante del botulismo. Si consumimos alimentos que tengan esta espora de bacteria, vamos a sufrir una intoxicación alimentaria que puede tener graves consecuencias.
En líneas generales, las esporas cumplen un papel positivo y muy importante en la naturaleza, permitiendo la pervivencia de seres vivos que son esenciales en el ecosistema. Y para aquellos comprometidos con la preservación ambiental, os invitamos a explorar los artículos de nuestro blog.
